El reparto que parecía imposible

  Hacía pocas horas que viajábamos sin detenernos cuando nos ocurrió una aventura digna de ser contada, en la que mi compañero Beremiz, con gran talento, puso en práctica sus habilidades de eximio cultivador de Álgebra.
  Cerca de un viejo albergue de caravanas medio abandonado, vimos tres hombres que discutían acaloradamente junto a un hato de camellos. Entre gritos e improperios, en plena discusión, braceando como posesos, se oían exclamaciones:
- ¡Que no puede ser!
- ¡Es un robo!
- ¡Pues yo no estoy de acuerdo!
        El inteligente Beremiz procuró informarse de lo que discutía. Y los hombres le contaron:
- Somos hermanos –explicó el más viejo- y recibimos como herencia estos camellos. Según voluntad expresa de mi padre, me corresponde la mitad, a mi hermano Hamet Namir una tercera parte y a Harim, el más joven, sólo la novena parte. No sabemos, sin embargo, cómo efectuar la partición y a cada reparto propuesto por uno de nosotros sigue la negativa de los otros dos. Ninguna de las particiones ensayadas hasta el momento nos ha ofrecido un resultado aceptable: la mitad de 35 es 17 y medio, y si la tercera parte y también la novena de dicha cantidad tampoco son exactas ¿cómo proceder a tal partición?
- Muy sencillo –dijo El Hombre que Calculaba, Beremiz. Yo me comprometo a hacer justicia en ese reparto, pero antes permítanme que una a esos 35 camellos de la herencia este espléndido animal que nos trajo aquí en buena hora.
        En este punto, intervine en la cuestión:
- ¿Cómo voy a permitir semejante locura? ¿Cómo vamos a continuar el viaje si nos quedamos sin camello?
- No te preocupes, bagdalí –me dijo en voz baja Beremiz. Sé muy bien lo que estoy haciendo. Déjame tu camello y verás a qué conclusión llegamos.
        Y tal fue el tono de seguridad con que lo dijo, que le entregué sin el menor titubeo mi bello camello que, inmediatamente, pasó a incrementar el grupo que debía ser repartido entre los tres herederos.
- Amigos míos – dijo- voy a hacer la división justa y exacta de los camellos que, como ahora ven, son 36.
        Y volviéndose hacia el más viejo de los hermanos, habló así:
- Tendrías que recibir, amigo mío, la mitad de 35; esto es 17 y medio camello. Pues bien, recibirás la mitad de 36, y por lo tanto, 18 camellos. Nada tienes que reclamar, puesto que sales ganando con esta división.
        Y dirigiéndose al segundo heredero, continuó:
- Y tú, Hamed, tendrías que recibir un tercio de 35, es decir, 11 y un poco más. Recibirás un tercio de 36, es decir, 12. No podrás protestar, pues también sales ganando en la división.
        Y por fin dijo al más joven:
- Y tú, joven Harim Namir, según la última voluntad de tu padre, tendrías que recibir una novena parte de 35, o sea 3 camellos y parte de otro. Sin embargo, te daré la novena parte de 36, o sea 4. Tu ganancia será también notable, y bien podrán agradecerme el resultado.
        Y concluyó con la mayor seguridad:
- Por esta ventajosa división que a todos ha favorecido, corresponden 18 camellos al primero, 12 al segundo y 4 al tercero, lo que da un resultado de 18+12+4, es decir, 34 camellos. De los 36 camellos sobran por lo tanto 2. Uno, como saben, pertenece al bagdalí, mi amigo y compañero. Otro es justo que me corresponda, por haber resuelto satisfactoriamente el complicado problema de la herencia.
- Eres inteligente, extranjero –exclamó el más viejo de los tres hermanos- y aceptamos tu división con la seguridad de que fue hecha con justicia y equidad.
        Y el astuto Beremiz, el Hombre que Calculaba, tomó posesión de uno de los más bellos camellos del conjunto y me dijo, entregándome por la rienda el animal que me pertenecía:
- Ahora podrás, querido amigo, continuar el viaje en tu camello, manso y seguro. Tengo otro para mi especial servicio.
        Y seguimos camino hacia Bagdad

Sobre el libro "El Hombre que Calculaba" del sitio Wikipedia
"El hombre que calculaba" (en portugués, "O homem que calculava") es una novela escrita por el escritor y profesor de matemáticas brasileño Malba Tahan, cuyo verdadero nombre era Julio César de Mello y Souza. Esta obra puede ser considerada al mismo tiempo como una novela y como un libro de problemas y curiosidades matemáticas. El propio autor reconoció que uno de sus objetivos al escribirlo fue el de contribuir a popularizar las matemáticas, presentándolas para ello no ya de forma abstracta o en contextos meramente simbólicos, sino integradas a los acontecimientos y atravesadas por muchos otros aspectos, como cuestiones morales y de historia.
Este libro une lo útil y cotidiano con la matemática por medio de leyendas e historias que lo hacen ameno, y mediante las cuales nos enseña, de una manera lógica y deductiva, cómo se resuelven los problemas que allí se exponen.
Su protagonista se nos hace inmediatamente simpático porque es sencillo, comunicativo, solidario; interesado en los problemas ajenos y sensible al canto poético.
Publicado por primera vez en Brasil en 1938,  "El hombre que calculaba" une matemáticas con ficción e historia.
Otra particularidad en la composición estética de esta obra es que el narrador toma parte en la historia que él mismo narra, aunque no es el personaje principal.
A lo largo de la narración se muestra con frecuencia la devoción de los personajes a la religión musulmana. Sin embargo, las reflexiones místicas son expuestas como elemento discursivo dentro de la construcción de los personajes y del mundo árabe que se recrea en esta ficción.
Pintura al óleo, "Camellos en un Oasis", Eugène Alexis Girardet 
Biografía del autor, por Andrea Estevao 
        Su nombre era Júlio César de Mello Souza, más conocido como Malba Tahan. Escribió más de 50 libros bajo este seudónimo –incorporado más tarde a su tarjeta de identidad. Empleó historias orientales para enseñar matemáticas. Su libro más famoso, publicado por primera vez en 1938, estuvo recientemente en la lista de los libros más vendidos. 
        Desde la primera mitad del siglo XX, varias generaciones de brasileros se introdujeron en la cultura Árabe gracias a la influencia del más Árabe de los Cariocas (nativos de la ciudad de Río de Janeiro), el profesor de matemáticas Júlio César de Mello e Souza, más conocido como Malba Tahan. 
        Su libro más famoso, “ O Homem que Calculava ” (El Hombre Que Calculaba), trajo aventuras en escenarios Árabes típicos junto con atractivas soluciones de problemas de álgebra y aritmética. El libro ha alcanzado la hazaña de aparecer todavía en el quinto lugar en las listas de libros para chicos más vendidos publicada en el periódico O Globo, en mayo del año 2004. 
        En total, Júlio César ó Malba Tahan escribió 103 libros, incluyendo textos de ciencia ficción, obras escolares y libros científicos, y ha vendido más de 2.6 millones de copias. 

        El matemático Júlio César de Mello e Souza se enamoró de la cultura árabe siendo niño, al leer “Las Mil Y Una Noches”. Sin embargo, fue en 1919, a los 23 años de edad, que él se introdujo en el estudio del lenguaje y la cultura Árabes. 
        Entre 1919 y 1925, se dedicó por cuenta propia a leer el Talmud y el Corán, y a aprender historia y geografía de los países Árabes. 
        Tal empresa se hizo evidente en la forma en que él desarrolló sus personajes, la sensibilidad con la que tejió sus diálogos llenos de poesía y sabiduría; en la verosimilitud de los escenarios descritos. 
        Niños y adultos parecen involucrarse completamente en la forma en que el autor les describe las salas suntuosas, o la seducción de una tienda llena de turbantes, joyas o exquisitos tejidos. 
        En la presentación de la traducción de “Las Mil y una Noches”, publicada por la casa Ediouro, manifiesta: 

La leyenda es la más delicada expresión de literatura popular. El hombre, en la atractiva ruta de cuentos e historias, intenta escapara a la vulgaridad diaria, embelleciendo la vida con una soñada espiritualidad. "
En una declaración grabada en el Museo de Imagen y Sonido de Río de Janeiro, el profesor Mello e Souza afirma que el opta por escribir fábulas y leyendas como un Árabe cuando ninguna persona ha superado a los Árabes en el arte de contar historias y en la pasión por escucharlas.
        Júlio César nació el 6 de Mayo de 1895, en la ciudad de Río de Janeiro, y murió en el estado Nordeste de Pernambuco el 18 de Junio de 1974, donde él dio una de sus muchas charlas bastante solicitadas. 
Fuente: Malba Tahari, “El Hombre que Calculaba”, Barcelona, Editorial Vosgos, 1976.
Imagen de la tapa del libro - Del sitio Lectura y Música para el Alma
http://lecturaymusicaparaelalma.blogspot.com.ar/2013/05/el-hombre-que-calculaba-un-libro-que.html
Fuente sobre "El Hombre que Calculaba" - Del sitio Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/El_hombre_que_calculaba
Biografía de Andrea Estevao de Malba Tahari - Del sitio Libros Maravillosos. Capítulo especial dedicado a Malba Tahari
http://www.librosmaravillosos.com/hombrecalculaba/
Pintura de Camellos en un Oasis de Eugene Alexis Girardet - Del sitio Pinturas Palace, pinturas al óleo.
http://www.painting-palace.com/es/paintings/28266

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