La libertad de prensa

por George Orwell
        (…) "La cuestión es bastante sencilla, ¿cualquier opinión- aunque impopular, aunque necia- merece ser escuchada? Dicho de este modo, cualquier inglés intelectual sentirá, casi sin excepción, que debe responder “Sí”. Pero enfréntenlo a uso concreto y pregúntenle: “Qué me dice de una crítica Stalin, ¿merece ser escuchada?” y la respuesta más frecuente será: “No”. En este caso, se desafían las creencias comunes y entonces se suspende el principio de libertad de opinión.
        Es decir que, cuando se exige libertad de opinión y libertad de prensa, no se está exigiendo libertad absoluta. Siempre debe haber, o en todo caso siempre habrá, en tanto persistan las sociedades organizadas, algún grado de censura.
        Pero la libertad, como dijo Rosa Luxemburg, es “libertad para el otro”. El mismo principio lo expresan las famosas palabras de Voltaire: “Detesto lo que dices, defenderá hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Si la libertad intelectual, que sin duda ha sido una de las marcas distintivas de la civilización occidental, significa algo, esto es que cada uno tiene el derecho de decir y de publicar lo que considera verdadero, cuidando solamente que no dañe de una manera innegable al resto de la comunidad.
        Tanto la democracia capitalista como las versiones occidentales del  socialismo han dado este principio por sentado hasta muy recientemente. Nuestro gobierno, como ya he señalado en otra oportunidades, todavía hace cierta ostentación de respetarlo. La gente común –en parte, quizá, porque no está lo suficientemente interesada en las ideas como para ser intolerante con respecto a ellas- todavía sostiene vagamente: “Supongo que cada uno tiene el derecho a su propia opinión”.
        Solo, o al menos principalmente, la intelectualidad literaria y científica, es decir, aquellos que deben ser custodios de la libertad, son los que están empezando a despreciarla, tanto en la teoría como en la práctica”

Fragmento del prefacio de la primera edición de “Rebelión en la Granja”. Citado en “Orwell, George. Animal Farm. A fairy tale. Londres, Penguin, 1989” (Traducción Teresita Valdettaro).

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